lunes, 1 de julio de 2013

Entornos virtuales colaborativos para el aprendizaje





El conocimiento escolar y el trabajo colaborativo

Los cambios sociales que en los últimos años introdujeron las tecnologías de la información y la comunicación (tic) son muy importantes. Y como todos los grandes cambios sociales, atraviesan la vida de todos y cada uno de nosotros. Esto hace que hoy se vuelva imprescindible la incorporación, la integración y el aprovechamiento pedagógico de estas tecnologías en la escuela. El estar conectados y poder participar del mundo de la comunicación y la información es parte ya de un derecho ciudadano. Las nuevas maneras de vivir y trabajar juntos, los nuevos modos de comunicarnos y de relacionarnos están transformando los escenarios educativos y las formas de enseñar y aprender.
No pensamos al espacio, al tiempo, a la naturaleza y a las comunicaciones igual que antes de contar con tecnologías que ampliaran nuestro mundo y nuestras miradas. Hoy las tecnologías nos permiten disponer como nunca antes de un enorme archivo de la cultura y participar de procesos de construcción colectiva de conocimientos de una manera que antes no conocíamos. Las escuelas se vuelven entonces espacios fundamentales para lograr la inclusión digital y hacer que los jóvenes de todos los sectores tengan acceso a la tecnología y a lo que ellas posibilitan (Sagol, 2010).
Creemos que el valor del trabajo colaborativo responde a un modelo pedagógico que pone el acento en la interacción y la construcción colectiva de conocimientos, que sin duda se optimizan cuando se combinan con el trabajo en red. La colaboración en el contexto del aula invita a docentes y estudiantes a caminar juntos, sumando esfuerzos, talentos y competencias. Incentiva el aprender haciendo, el aprender interactuando, el aprender compartiendo.
La riqueza de la colaboración también reside en que los estudiantes aprenden reflexionando sobre lo que hacen, ya que en el intercambio los saberes individuales se hacen explícitos y se tornan comprensibles para los demás. La capacidad para responder a demandas complejas y llevar a cabo adecuadamente diversas tareas supone una combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivaciones, valores, actitudes, emociones que se deben movilizar conjuntamente para lograr una acción eficaz. Contar con un caudal importante de competencias para trabajar con otros y colaborar en experiencias de aprendizaje es cada vez más necesario en las llamadas sociedades de la información y la comunicación.

El trabajo colaborativo y la Web 2.0

Sin embargo, la colaboración en las aulas no es algo nuevo; lo novedoso es que ahora como soporte tecnológico para la colaboración contamos con un nuevo desarrollo: la Web 2.0. ¿Pero qué es la Web 2.0? ¿Cómo beneficia al trabajo colaborativo en el aula? Se define a la Web 2.0 como una segunda generación web basada en comunidades de usuarios y en una diversidad de servicios o utilidades, desarrollados a través de Internet, que fomentan la colaboración y el intercambio ágil de información y habilitan la creación de contenidos por parte de los usuarios. Dinámica, participativa, colaborativa y caracterizada por la interactividad, la Web 2.0 ofrece un universo de posibilidades para la construcción colaborativa de conocimientos a través de herramientas pensadas para trabajar con otros. Así, el uso pedagógico de estas aplicaciones puede ser muy potente para llevar adelante actividades colaborativas en el aula.
Es sumamente necesario que como profesores centremos nuestra atención en los usos que les demos a estas herramientas o servicios y en las producciones colaborativas que realicemos con ellas. Las decisiones pedagógicas que tomemos en este sentido no deberían perder de vista el singular entramado que los diversos contenidos escolares, los particulares contextos y las características del grupo de alumnos imprimen a nuestras prácticas educativas.
Más allá de la aplicación o servicio Web 2.0 que seleccionemos para desarrollar nuestras propuestas, lo que marca la diferencia es la acción docente que irrumpe en la cotidianidad y los usos habituales que los alumnos hacen de estas tecnologías para proponerles otros vínculos con el conocimiento, con experiencias diversas y con variados puntos de vista que amplíen sus universos culturales (Dussel, 2010).
Según Harris (2007), al momento de seleccionar herramientas para el trabajo colaborativo en el aula debemos priorizar aquellas que favorezcan en nuestros estudiantes la interdependencia, la responsabilidad individual por la tarea, las habilidades interpersonales, la interacción productiva y la reflexión sobre los procesos grupales. La mejor herramienta es siempre la que mejor se adapta al desarrollo de los objetivos y actividades que se quieran poner en marcha.

El aula: una comunidad de aprendizaje

Este material tiene el objetivo de ayudarlos a transitar el vertiginoso camino que busca poner en relación al trabajo colaborativo con el trabajo en red. Así, al combinar el trabajo colaborativo con el trabajo en red contribuimos a transformar el aula en una comunidad de aprendizaje. Comunidad que se conforma como una red humana mediada por la tecnología y que se organiza para construir un proyecto educativo o cultural propio. En otras palabras, en una comunidad de aprendizaje las personas aprenden conjuntamente, utilizando herramientas comunes en un mismo entorno, sin necesidad de contar con grandes conocimientos de informática ni demasiados recursos tecnológicos, utilizando servicios que se encuentran a disposición y de forma gratuita en Internet para llevar adelante trabajos colaborativos.
Estos trabajos colaborativos se pueden desarrollar en un entorno Web exclusivo de los alumnos de una clase o en un espacio público que trascienda las paredes del aula, con el fin de compartir producciones con toda la comunidad educativa o el público en general. Existen numerosas aplicaciones de uso libre que facilitan la colaboración entre pares y que no requieren del usuario una alfabetización tecnológica avanzada para su utilización. De forma muy sencilla, los estudiantes pueden crear, publicar, adaptar, comentar, difundir e integrar contenidos. Pero es preciso que reconozcamos que estas formas de participación en muchos casos ya son parte de la vida de nuestros alumnos: son miembros de redes sociales, publican blogs, participan en foros, publican fotos y videos, etcétera. Sin embargo, la escuela y los docentes tenemos mucho que hacer para promover usos más complejos y desafiantes. La pregunta que nos convoca es: quién podrá, si no son la escuela y los docentes, propiciar estos saberes en los jóvenes. En palabras de Dussel y Southwell (2007), “dejarlo librado al mercado o a las experiencias actualmente disponibles [...] implica renunciar a incorporar otras lógicas, otros plazos, otras orientaciones”.
Sin lugar a dudas, con las actividades colaborativas que diseñemos, utilizando genuina y críticamente las distintas aplicaciones, generaremos usos desafiantes y complejos. Tal vez una idea que nos ayude a avanzar en este sentido es introducirnos en ese mundo junto con nuestros alumnos, reconociendo que no sería la primera vez que aprendemos algo porque debemos enseñarlo, ni tampoco sería la primera vez que aprendamos de y junto a nuestros alumnos.

Entornos virtuales colaborativos para el aprendizaje



Nos trae Vigotsky un enfoque sociocultural del aprendizaje que otorga al estudiante ser protagonista de su propio aprendizaje: "La adquisición de nuevos conocimientos se debe a la participación en determinados tipos de interacciones sociales".

Uno de los elementos mediadores al que hace referencia Vigostky es el ambiente de aprendizaje, y sin dudas los entornos virtuales han contribuido en forma positiva a este desarrollo, como también a potenciar los principios de su teoría. Es importante no olvidar que el aprendizaje, si bien se obtiene a través de la interacción social, es un proceso cognitivo individual, que reside en la mente de cada uno. Así, si consideramos a los procesos cognitivos como individuales, producto de las interacciones con otros, podemos decir que estamos hablando de un "constructivismo social", siendo el aprendizaje individual un proceso en "sí mismo" como resultado "residual" de la construcción dentro del ámbito o comunidad social.Hemos visto que un entorno virtual es un espacio propicio para el desarrollo de tareas y actividades colaborativas, haciendo uso de las herramientas de comunicación que poseen, y haciendo posible la creación de una comunidad de aprendizaje. Palloff y Patt (2004) se refieren a la consolidación de las relaciones dentro de una comunidad, de la siguiente manera: "la presencia social es un elemento crítico en la comunidad online, y uno de los elementos también críticos del trabajo colaborativo". Luego, introducir el trabajo colaborativo en el "aula", independientemente que hablemos de aula virtual o mediada, no es tarea sencilla, requiere de una planificación previa y de la preparación del diseño didáctico de actividades estructuradas en una colaboración flexible y basada en el enfoque distribuido, siendo el estudiante partícipe activo de su propio aprendizaje a través de actividades que faciliten el pensamiento y ayuden a dar

Y finalmente, ¿cuál es el impacto que este tipo de pedagogía utilizada produce verdaderamente en el aprendizaje?

Sin dudas, las tecnologías nos ofrecen nuevas posibilidades para interactuar entre personas a través de Internet, una nueva condición cognitiva y social del aprendizaje.Un artículo publicado por Cristóbal Cobo en su blog: ¿Por qué es tan importante la #colaboración? Muestra un diagrama cartesiano, en el que muestra cómo se interrelacionan las dimensiones de Aprendizaje individual, Aprendizaje colectivo, Aprendizaje formal y Aprendizaje informal.







Como dice Cobo, podemos caracterizar diferentes dimensiones y niveles de profundidad de relaciones vinculadas con la idea de "aprender con otros", y que me llevan a pensar en nuevos diseños para el aprendizaje que incluyan tanto entornos de aprendizaje formal (como ser LMS) como entornos de aprendizaje informal (como ser PLE, MOOC, Redes sociales..)

 Reflexiones para docentes

Estamos inmersos en un cambio social para el que tenemos que prepararnos y preparar a nuestros alumnos, para ello, “Es probable que tengamos que diversificar las propuestas educativas, es probable que el formato escolar tenga que modificarse de maneras sustantivas y es probable que surjan formatos no escolares, cada vez más, sin que esto signifique ninguna cuestión catastrófica, sino más bien hacernos cargo del cambio cultural que estamos protagonizando y que quizás va a una velocidad mucho mayor de la que se podía imaginar a mediados del siglo XX.”
“Nosotros tenemos que empezar a desarrollar saber pedagógico y en particular saber didáctico que incremente nuestra capacidad para desarrollar no un aprendizaje monocrónico sino distintas cronologías de aprendizaje. Hablar de aprendizajes equivalentes no quiere decir que los recorridos tienen que ser exactamente los mismos para todos. Esto que es lógico y se puede decir, después hay que sostenerlo con saber pedagógico. Y para eso hay que ensayar, hay que investigar, hay que producir y hay que discutir mucho…”








Bibliografía
Terigi, Flavia, “Las cronologías de aprendizaje: un concepto para pensar las historias escolares”. Jornada de Apertura del ciclo lectivo 2010, 23 de febrero de 2010, Santa Rosa. Disponible en: http://www.chubut.edu.ar/concurso/material/concursos/Terigi_Conferencia.pdf (última consulta: agosto 2012)

Pico, María Laura, “Trabajos colaborativos : serie estrategias en el aula en el modelo 1 a 1” / María Laura Pico y Cecilia Rodríguez. - 1a ed.– Buenos Aires : Educ.ar S.E., 2011.







 

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