viernes, 13 de octubre de 2023

Pensar a la escuela sin racismos. Parte 1.

 Una mirada hacia la historia de la esclavitud en Santa Fe y el peligro de la historia única. 

¿Por qué se construyó una mirada “benévola” sobre la esclavitud en Santa Fe? ¿Cómo llegaron los primeros esclavos? ¿De dónde venían? ¿Cómo vivían? ¿En qué trabajaban? ¿Cómo eran clasificados? ¿Qué se entiende por prácticas de racialización? ¿Cómo fueron sus vidas y luchas hasta la abolición de la esclavitud? ¿Cuáles son los peligros de la "Historia única"? 

Santa Fe tuvo una importante población esclava que vivía y trabajaba en las trazas de las ciudades de nuestra provincia desde el siglo XVII, y hasta en términos cuantitativos, fue mucho más significativa de lo que la historia suele recordar.

Frente a las ideas de que no hubo muchos esclavizados, fueron bien tratados, murieron en las guerras o fueron liberados con la revolución e integrados en términos igualitarios a un país que no miraba el color de sus ciudadanos, la investigación de Magdalena Candioti, pone en relieve la centralidad de la esclavitud y los esfuerzos de los esclavizados por comprar, negociar y conquistar su libertad, así como las prácticas de racialización y segregación que impregnaron el orden luego de la revolución. “Un silencio ensordecedor se impuso sobre la realidad omnipresente de la esclavitud.”

Desde las primeras décadas del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX hubo comercio de personas africanas y afrodescendientes. En Santa Fe se comercializaban esclavos africanos y sus hijos nacidos en América. La esclavitud se transmitía desde el vientre materno. A través de la recuperación de objetos como pipas o platos—, en la Santa Fe colonial, encontramos hallazgos de los esclavizados y las esclavizadas. En este período casi la mitad de la población era parda o morena y luego esclavizados.

No hay demasiadas fuentes que nos hablen de la esclavitud en primera persona. Los relatos sobre los esclavizados y esclavizadas son construidos por sus amos o aparecen en documentos oficiales que los consideran bienes, pero nunca sujetos de derecho.

Lo que podemos saber es que realizaban trabajos rurales, de la mano de obra estable de estancias, pero también eran comprados para desarrollar labores urbanas, como el servicio doméstico de la élite o en diferentes oficios en la ciudad. A fines de 1840, la prohibición del tráfico transatlántico, la condición de libertad para los hijos de esclavas y su utilización en la guerra, provocó la disminución progresiva de la población. La carta que, sancionada en mayo de 1853, declaró la abolición de la esclavitud tuvo la singularidad de no presentar debates. De este modo, se daba fin a la esclavitud negra en el país y se posponía para una ley posterior la regulación de los modos de compensación de los dueños de los esclavos aún existentes. Es necesario pensar que, muchos de los prejuicios hacia pardos y morenos, hacia los negros, así como el proceso de desposesión cultural sí continuaron. 

El peligro del “relato único”, recuperando lo que manifiesta Chimamanda, se refiere a la idea de que una sola historia se convierte en la única historia. Volver sobre ella y sus relatos, conocer más nuestro pasado y las identidades negadas e invisibilizadas, ponerlas bajo la lupa, tender otros hilos sobre el presente y comprenderlo nuevamente, es necesario para no reproducir los silencios y las exclusiones y reivindicar la riqueza de la infinitud de historias que nos conforman.

 Silvina Porpatto. 

@delaescuelaavos

1 comentario:

  1. Tu artículo es un testimonio de tu dedicación a la excelencia. ¡Estamos agradecidos por tu compromiso!

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