Diario de cuarto
grado 2014.
Narrativa del
primer encuentro.
7 de marzo
Pocos días antes
del “primer día” de clases, con un grupo de compas, nos reunimos para pensar el
primer encuentro con los chicos. Intercambiamos ideas y decidimos que jugando
era la mejor opción. Miriam y yo, Silvina, ambas maestras de cuarto de la
tarde, resolvimos proponerle a los chicos un juego al que llamamos “Te
presento”. A continuación explico el juego… Así lo pensamos. Hubo varias
opciones que seguramente vamos a intentar en otras ocasiones. OPCIÓN
3. “TE PRESENTO” El maestro invita a formar una ronda y reparte un caramelo para cada
niño. Los caramelos tendrán que ser de dos gustos diferentes, dos colores o
números distintos (en partes iguales), para poder formar parejas. El maestro
pide que se miren, se busquen y se paren frente a frente, da a consigna de que
se entrevisten y se pregunten ¿Cómo te llamas y cómo te gusta que te llamen?
¿Qué es lo que más te hace feliz?, cabe una tercera pregunta si la respuesta
dada es todo o nada. Primero uno será entrevistado y luego cambia el rol
(COMUNICACIÓN/ESCUCHA ACTIVA), de tal forma que ambos hablen y se escuchen.
Posteriormente en una puesta en común cada niño presentará a su compañero
(PARAFRASEO) tratando de ser lo más fiel posible al relato, indicando también
el sentimiento o emoción expresada por el otro. Finalmente podemos conversar acerca de la dinámica: ¿Fue fácil o
difícil? ¿Por qué? ¿Qué es necesario hacer o tener en cuenta para poder
presentar a otro?...
Miriam fue
maestra de casi todos los niños y niñas en tercer grado. Para ella ese primer
momento soleado en la galería está lleno de caritas familiares, sonrisas y
abrazos de reencuentro. Para mí, Silvina, casi todo es nuevo y siento la misma emoción
y nudo en la garganta, que seguramente están sintiendo también los niños y
niñas que se integran por primera vez al grupo. Después de una cálida
bienvenida ingresamos al salón. Inmediatamente con Miriam juntamos a ambos grados
“los cuartos de la tarde” en el aula de Matemática, en el patio de la escuela
se perderían las voces, algunas seguramente tímidas por el primer encuentro. Con
una ronda comenzó el juego, se repartieron los caramelos y se organizaron las
parejas. Los niños respondieron a nuestras consignas en armonía. Ninguno
cuestionó su compañero de equipo, enseguida se preguntaron y se confiaron el
principal motivo de felicidad. Una niña improvisó, con el numerito de cartulina
de su caramelo, un pequeñísimo micrófono para entrevistar como una periodista. Luego
cada uno presentó a su camarada con empatía. En muy pocas ocasiones hubo algún
dato no recordado o equivocado que quedó disimulado con cómplices secretos al
oído. La puesta en común con las presentaciones fue extensa, el desafío de treinta
parejas de niños de 8 y 9 años escuchándose y confesando su razón de ser feliz, sin embargo
maravillosamente un clima de respeto y confianza nos abrazaba, aunque nos
hubiera gustado estar sentados. Cómo te gusta que te llamen… y la confidencia de otros modos de decirnos,
algunos mimosos, otros simpáticos, unos extraños. Los motivos de felicidad no
faltaron, la familia y los amigos llevaron la punta, los juegos, las mascotas y
actividades recreativas, como fútbol, patinaje y música también despuntaron.
Cuánto que nos une… Recreo.
Mas tarde en el
salón con el grupo C reflexionamos sobre el juego realizado. Conocimos a los nuevos; nos confiamos cosas,
nos presentamos para conocernos; hacen falta más de dos preguntas para ser
amigos; nos sentimos cómodos y nos escuchamos; me gustó presentar a mi
compañero; es difícil decir lo que a otro le hace feliz; nos hubiese gustado
estar sentados; ricos los caramelos; es importante escuchar; nunca pensé que le
gustaría que lo llamen “fideo”; no es fácil escuchar con atención; nos
escuchamos si ponemos el corazón (aunque para uno de los chicos “¡todo está en
el cerebro!”). En el aire flotaba la pregunta por el nombre del juego, las
respuestas no se hicieron esperar y formaron una lista interminable en el
pizarrón. Más reflexiones brotaron y concluimos que el “cómo” lleva tilde en la
pregunta y la pierde en la respuesta; que a “él” le pasa lo mismo, pero cuando
nombra a persona y no cuando funciona acompañando a un sustantivo y que la jota
lleva punto en minúscula. No faltó ocasión ni siquiera para ensayar una mediació que concluyó
sentenciando que muchas veces no es lo que decimos lo que lastima, si o la forma en la que lo decimos, y conflicto resuelto!
La tarde siguió entre carpetas y regalos, guardianes de Rosario y tareas de vacaciones, charlas interminables y risas, ajedrez y pochoclo.
La tarde siguió entre carpetas y regalos, guardianes de Rosario y tareas de vacaciones, charlas interminables y risas, ajedrez y pochoclo.
Me encantó, lo vas a hacer con todas las actividades? Es fantástico.
ResponderEliminarNos vemos mañana. Chaucito. Leda
Voy a intentar que mi agenda sea un anecdotario. Tengo un plan con propuestas y luego escribo lo que ocurrió y lo imprevisto.
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