María Cristina Ramos reflexiona sobre la ruptura que provoca el texto poético en nuestro interior y cómo las palabras cobran una dimensión diferente a partir de la cual construimos otros universos posibles. En el mismo sentido la autora, en el marco del proyecto Crecer en poesía (una colección que reúne cuadernos de poemas, videos e ilustraciones dirigidos a chicos y chicas de nivel inicial y primario) nos propone pensar en la potencia de abrir la ventana del aula a la poesía, sus alcances y las condiciones para que esto suceda.
Leer poesía en Inicial y Primer Ciclo La palabra es el puente que tendemos a los más pequeños para que ingresen con buen paso a nuestra cultura letrada. Y lo es también porque, en relación con ellos, nos permite el juego y la caricia, las recomendaciones del cuidado, la intensidad de los límites, el sostén de la valoración. Y son las palabras de la poesía las que acercan el juego con el pensamiento y el imaginario, con la materialidad musical del lenguaje. La poesía llama a recuperar la memoria de la cercanía de seres importantes: la madre, el padre, las tías y tíos, las abuelas, los abuelos. No solo porque frecuentemente acompañan a entrar en lo poético, sino porque son un regazo, una mano para jugar, presencias que dan respaldo con la gratuidad de las cosas plenas, con el arrullo de la voz y la confianza. La poesía va más allá de las referencias, puede aquietar el mar picado con la suavidad de la seda, con un ondear de posibles imágenes y un revuelo que acaricia. Es, a veces, una pulsación hacia la sonrisa, juega, agita, renueva y va develando sentidos, significaciones en movimiento. Los que acompañamos a entrar al mundo de la poesía vamos en busca de conciliar lo emocional con la palabra, de ahondar la mirada hasta tornarla creativa, abierta como la de los niños cuando comienzan a nombrar el mundo. La frecuentación de la poesía genera un aire nuevo en la perspectiva lectora, alienta la disposición para abordar lo complejo, para captar sentidos en otros textos y en escenas de lo cotidiano. Es, por tanto, una alfabetización calificada para la formación de lectores hábiles, críticos y hondos en sensibilidad. Leer poesía es compartir un espacio dinámico, vivo, en el que nuestro imaginario hace pie y donde es posible pulsar lo móvil de las frases, la profundidad de lo convocado y entrar en algo intangible que, sin embargo, nos construye como lectores de nosotros mismos y del mundo. Leer poesía en el Segundo Ciclo Leemos poesía como quien hace llover, para refrescarnos en su transparencia, para conocernos, para poner en movimiento una actitud de sensibilidad que permita vernos más hondamente. Compartimos la lectura de poemas para que resuenen con su armonía y su intensa lucidez en los momentos de la escuela. Como docentes, convocamos así al lector para ejercer la aventura de atribuir significados, de articularlos y apropiarse de sentidos. La poesía es el lenguaje en horizontes de excelencia, su frecuentación da estímulo al caudal lingüístico, respaldo musical que decanta en lo emotivo, lucidez para mirar el mundo de una manera singular. Por su entramado simbólico, por la constelación verbal inusitada que da espacio a contenidos emocionales, la poesía ofrece también respaldo para la conformación de la subjetividad. El lector de poesía es llamado a crear, desde la recepción, posibles caminos por donde poner a andar sus propias creaciones e iniciarse en las búsquedas del arte. En aulas donde la lectura sea práctica instalada, bastará que alguien abra un libro e invite a leer para que todos se dispongan a escuchar. Pero esta disposición, también es una conquista progresiva. Un grupo de lectores se va formando con pequeños gestos, con degustaciones de textos ricos, con frecuentes lecturas en voz alta y en silencio, con la disponibilidad de libros en la dinámica del aula, con la libertad individual de leer en cualquiera de los momentos de espera que a veces ofrece la tarea cotidiana, con la contención pedagógica que permite resolver los obstáculos y cimentar los aprendizajes. Cada experiencia de lectura literaria permite retornar al lenguaje como algo que conocemos y que se hace nuevo cada vez. Toda clase de lectura gana si es una experiencia placentera, de asombros y descubrimientos. La poesía suelta sus azares en el imaginario de cada uno y alienta al grupo en la posibilidad de compartir algo que los hace felices.
Por María Cristina Ramos (2015)- Crecer en Poesía - Plan Nacional de Lectura |
Los y las invitamos a leer, escuchar y compartir la colección disponible en:
Crecer en poesía: la colección http://planlectura.educ.ar/?p=3941 |
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